El pecado de la gula

La Gula, del latín gluttire, significa “tragar” o “engullir” alimentos o bebidas sin medida. Se considera pecado para el cristiano porque se trata de un vicio o deseo desordenado por cierto y determinado placer conectado con la comida o la bebida. Este deseo puede ser pecaminoso en varias formas:
1.- Comer o beber con exceso respecto a lo que el cuerpo necesita.
2.- Ceder a la tentación por simple gusto de comidas que, se sabe científicamente, van en detrimento de la salud del protagonista.
3.- Consentir el apetito por comidas o bebidas costosas, especialmente cuando esa dieta lujosa está fuera del alcance económico.
4.- Comer o beber vorazmente dándole más atención a la comida que a los que nos acompañan.
5.- Desperdiciar la comida estando en la misma categoría que la de comer más que lo que necesita el cuerpo.
Ahora bien, lo que a nosotros más nos interesa es lo que dice la Biblia al respecto. ¿Alguien lo ha estudiado debidamente? ¿Alguien puede decir con autoridad y conocimiento si la gula es un pecado o no? ¿Alguien puede expresar con certeza si la Biblia realmente habla de los problemas de comer de más?
La respuesta, como siempre debe ser, es amplia, pero podemos detallarla. En principio, aclarando que la gula parece ser un pecado de esos que a los cristianos en su gran conjunto, les gusta más bien ignorar. Estamos listos para etiquetar como pecados el fumar o el beber, pero por alguna razón, la glotonería es aceptada o, al menos, tolerada.
Muchos de los argumentos usados en contra del fumar o el beber, tales como la salud y la adicción, se deben aplicar igualmente al comer de más. Muchos creyentes no considerarían siquiera el tomar un vaso de alcohol en cualquiera de sus expresiones comerciales, o fumarse un cigarro, pero curiosamente no vacilan en atiborrarse de comida en la mesa, hasta el punto de sentir que van a explotar. Ya sabes: ¡Esto no debe ni puede ser así!
¡Cuidado con los Apetitos!
Proverbios 23: 20-21 nos advierte: No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos.
Proverbios 28:7 declara: El que guarda la ley es hijo prudente; más el que es compañero de glotones avergüenza a su padre.
Proverbios 23:2 proclama: Y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito.
Los apetitos físicos son una analogía de nuestra habilidad para controlarnos a nosotros mismos. Si somos incapaces de controlar nuestros alimenticios, probablemente también somos incapaces de controlar otros hábitos como los de la mente, (Lascivia, avaricia, ira), e incapaces de guardar nuestra boca del chisme o del conflicto. No debemos permitir que nuestros apetitos nos controlen, sino más bien debemos ejercer control sobre nuestros apetitos.
(Deuteronomio 21: 20) = Y dirán los ancianos a la ciudad: este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho.
(2 Corintios 10: 5) = Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
(2 Timoteo 3: 1) = También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
(2) Por habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, (3) sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, (4) traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, (5) que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
(6) Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.
(7) Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.
(8) Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también estos resisten a la verdad, hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.
(9) Más no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos.
(1 Pedro 1: 5) = Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; (6) al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; (7) a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Con esto queda más que claro que la habilidad y la posibilidad de decir “no” a cualquier exceso, (Lo que llamaríamos el auto-dominio), es uno de los frutos del Espíritu que es común para todos los creyentes. Dios nos ha bendecido al llenar la tierra con alimentos que son deliciosos, nutritivos y hasta placenteros. Debemos honrar la creación de Dios, disfrutando de estas comidas, y consumiéndolas en cantidades apropiadas, al tiempo que controlamos nuestros apetitos, en vez de permitir que ellos nos controlen.
Dicen los que saben mucho de esto, que hay tres razones por las que se come más. Casi todos, por lo menos de vez en cuando, recurren a la comida por alguna razón ajena a estar hambriento. Reconocer qué lo incita a comer cuando su cuerpo ya no necesita nutrición, puede explicar el desconcierto del por qué la báscula no se mueve y baja de peso. Examínate rigurosamente y sus hábitos alimenticios para ver si alguna de estas razones revela por qué no ha podido adelgazar.

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